Por cierto, hablando de profundidad, el Barça supo jugar y muy bien con uno menos. Exceptuando los momentos de desconcierto posteriores a toda expulsión, el equipo, como tal, supo jugar sencillo. Pase fácil y mucho apoyo. Y sin caer en lo fácil: acabar demasiado atrás. Y más si has de defender un resultado corto a tu favor. ¿Por qué no tuvo el Getafe ocasiones claras de gol aun siendo uno más? Porque el Barça, incluso con 10, le obligó a estar estirado. Es decir, atento a lo largo de todo el campo y no únicamente concentrados en atacar y atacar en el campo del rival. Los jugadores de Michel no tuvieron segundas jugadas porque les costó un mundo dar con la primera. Y el Barça lo hizo dominando algo muy difícil: ser profundo con 10 hombres. ¿Cómo? Estirando el campo por una banda. En este caso, la izquierda, con Abidal y Keita.
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