Con o sin Messi, con o sin Ibrahimovic, el equipo debe hacer mejor las cosas y corregir los errores que ha cometido en los últimos partidos. Hagas el once que hagas, seguro que está para ganar mañana al Inter.
Son pocos, cierto. Y de estos pocos, bastantes, que no muchos, no estarán contra el Inter. En primer lugar, dudo mucho que, ante un gran partido como este, todos los que son duda a día de hoy no acaben jugando ni un minuto. En segundo lugar, los que saldrán están para ganar al Inter. Que cada uno haga su once en la cabeza. Un once más tres cambios. Están para ganar. Y lo están porque, a diferencia de otros - otros por no decir todos- las señas de identidad del equipo están por encima de si juega este, ese o aquel futbolista. @MORE@
No sería así en un recorrido largo, pero a un partido (Inter) o a dos partidos (Real Madrid), la cuestión no es si Messi está o no. O si Ibrahimovic está o no. Si llega uno bien. Si llegan los dos, perfecto. Pero si no es el caso, o incluso si se dan las dos cosas, la cuestión de fondo es exactamente la misma: dependemos única y exclusivamente de nosotros. Con o sin Messi. Con o sin Ibra, se pueden hacer las cosas mejor de lo que se han hecho en Kazan, Pamplona y Bilbao. Escenarios todos ellos muy similares tanto por el rival como por los fallos cometidos ante ellos. Escenarios todos ellos en los que el Barça ha terminado empatando.
Errores de bulto
Hay errores de bulto. Por ejemplo, obligar a tu portero a sacar en largo. ¿Hay alguien más bajito en el Barça que Pedro (169 cm.), Messi (169) e Iniesta (170)? Los pequeños, si son buenos, es con el balón al pie, nunca peleándolo por arriba. ¿Fallo de Valdés al insistir en sacar en largo? No, si en San Mamés fue más habitual de lo común ver a Valdés sacar en largo fue porque pocos, por no decir nadie, le ofreció una salida en corto. Y eso significa no estar metido en el partido al cien por cien.
Desmarcarte no es solo una cuestión de los últimos 15 metros. Para llegar bien a ese tramo final del terreno de juego has de empezar a desmarcarte en tus primeros 15 metros de campo. Y más aún el día en que todos los de arriba son pequeños. Más errores de bulto. Y da igual si es Pamplona o Bilbao. Rivales casi idénticos, fallos casi idénticos. Tú ya sabes, o deberías de saber, que una vez has conseguido lo más difícil, marcar tú el primero, ellos te van apretar con lo que tienen. Que no es mucho, sí, pero ese poco –corazón, garra, juego directo- puede ser suficiente para meterte en problemas si tú no dominas algo básico: asegurar el balón. En Pamplona todos apuntaron a Márquez por confiarse demasiado. Nunca se habría dado esta acción si otro no hubiese perdido el balón en una zona de peligro.
Un gol para sonrojar
En Bilbao fue otro despiste individual el que que permitió el disparo fácil de Toquero. Un gol que, por ser tan del Athletic (balón largo del portero, el nueve –ese sí, alto y fuerte- la descuelga y otro la recibe de cara) debería de hacer sonrojar a alguno. ¿Verdad que sabes que, con nada a perder, ellos se irán arriba? ¿Y que has de evitar entrar al choque, faltas cerca de la frontal, laterales o córneres? Pues exactamente lo mismo con esa acción tan primitiva como eficaz.
Y aquí no entran ni Messi ni Ibra, ni Henry, ni Iniesta. Ni si están mejor o peor. Es más, en Kazan estaban todos o casi todos y no se ganó. Y en Pamplona igual. Y el once que salió en San Mamés tampoco estaba nada mal y más de lo mismo. Por tanto, a mí me preocuparía relativamente poco quién está o deja de estar para mañana o contra el Madrid, sino el grado de intensidad de los que salgan. Mejor con el marcador igualado, peligrosamente más relajados en cuanto se ven arriba en el marcador.
Hablo de despistes, puntuales e individuales. Y de poner atención en algo que quizá suena contradictorio. ¿Demasiados balones perdidos por parte de demasiada gente? Aumenta el ritmo de balón. Para ello debes de ofrecerte más y mejor de lo que lo estás haciendo en varias fases del partido. Hazlo y automáticamente pasarás a estar más atento. Y estando más despierto, menor es la posibilidad de perder el balón. Una vez más, no se trata tanto de dar siempre el último pase perfecto, que esto es imposible, sino asegurar el control del balón y del partido tan lejos como sea posible del área. A más metros entre ellos y tu portería, más difícil lo tendrán para pillarte la espalda con un solo pase.
Manos a la obra
Perfecciona este detalle de ejecución a nivel colectivo y, casi sin proponértelo, dejarás de depender de si este o aquel están o no están. En cambio, con Cristiano Ronaldo el Madrid seguro que marcará más goles. Pero su presencia, aunque sume en lo eficaz, no suma en lo colectivo. Con el portugués el Madrid no jugará mejor. En cambio sí veo al Barça capaz de hacerlo mejor. Incluso con ciertas ausencias. Yo me preocuparía cero de quién llega líder al clásico y me pondría manos a la obra a buscar soluciones a los problemas detectados.
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